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Este vino es la puerta de entrada al mundo más íntimo de los Durigutti. Inspirado en Carmela, la hija de Pablo, es un Malbec que busca reflejar la alegría y la pureza del lugar donde vive la familia: Las Compuertas.
Lejos de la madera pesada, acá manda la frescura. Es un tinto jugoso, vibrante, con notas de frutas ácidas y hierbas secas, elaborado mayoritariamente en cemento para mantener esa tensión eléctrica que te hace pedir otra copa.
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Carmela Durigutti Malbec | Amor de padre y terroir
La línea Carmela nace del corazón. Pablo Durigutti creó este vino pensando en su hija, buscando embotellar la energía vital y la honestidad del vínculo familiar. Las uvas provienen de Finca Ianardi, un viñedo histórico plantado en 1966 en Las Compuertas (Luján de Cuyo), a 1.050 metros de altura. Es un terroir de suelos pobres, con arcilla y sectores de canto rodado, que obliga a las raíces a profundizar para sobrevivir.
La elaboración de Carmela Durigutti Malbec es un manifiesto de estilo contemporáneo. Se prioriza el uso de huevos de cemento sin epoxi para la fermentación con levaduras nativas, buscando microoxigenación sin aporte de sabor a roble. La crianza combina un paso breve por madera de cuarto uso (apenas para redondear) con una estiba prolongada en piletas de concreto. El resultado es un vino “desnudo”, donde la intervención enológica es mínima para dejar hablar a la fruta.
En la copa, se presenta con un color violáceo vivaz. La nariz es fresca y directa: dominan las frutas rojas ácidas (cereza, guinda), un toque de mermelada de arándanos y el perfil herbal típico de la zona (jarilla seca). En boca tiene una entrada jugosa que llena el paladar con tensión; sus taninos son finos y persistentes, ofreciendo un final limpio y moderno que invita a beber.
Jugoso, con tensión y taninos finos. Final fresco y frutado.
Pastas con salsa fileto, milanesas a la napolitana o una picada de quesos y fiambres al atardecer.
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